De violencia y fulgor
Cuando se mate al último dorado
no te aflijas en vano.
Asume esta tristeza de esplendor sacrificado.
De violencia y fulgor, el alimento del hombre.
Antes del supermercado, el dolor de la carne.
Recuerda cómo acertar en la entraña del pez
cómo se extingue su fuerza al picarlo
cómo pisarle la cabeza si no muere:
Un momento completo:
Aceptar que la vena se rompe
que el corazón colapsa y para.
Fragilidad del que apetece y mata.
De listones dorados con motas azules
ondeando dentro del mar
de una vista clara y mineral
de una feliz rapidez por corrientes acuáticas
de ágiles y acróbatas giros
del grito ahogado bajo la sangre de la lanza
de agallas desgarradas, de cerebros perforados,
el alimento del hombre.
Así comenzamos.
Un moscardón alrededor de nuestra cabeza
nos devuelve la materia que se pega
a las páginas de una mariposa
antes de abrir el simétrico diseño
o la presencia del cielo.
No te distraigas.