Hace girar su puro, tabaco de primera - comprado en New Kings Road
rozando el cenicero de cristal montado en una pata de elefante
que se trajo de Kenia hace diez años.
Los aros de humo denso, definidos,
viajan y se deshacen en los lomos
de los libros,
de las gacelas.
Si no estuvieran muertos
¿qué dirían?
el tigre,
el borrego cimarrón,
los zorritos baratos escoceses.
Un trago de scotch whisky
a su salud.
El mundo no ha cambiado, ahora
es él en su refugio
espiado por los ojos de canicas oscuras
de pelajes en polvo y cuernos secos.
Un corazón que late entre los muertos.
Un murmullo de patas
moliendo el musgo húmedo del bosque,
Un aliento que entibia la helada soledad que hay en las ramas,
le es insoportable.
Y ahora es un espectro, una pregunta inmóvil,
una promesa rota, una pulsión quebrada
que le lame la frente desde el muro.
Acércate,
oye su nada
rozándote.
Carla Faesler
No hay comentarios:
Publicar un comentario