lunes, 10 de marzo de 2008

Un poema de Carla Faesler

Trofeo

Hace girar su puro, tabaco de primera - comprado en New Kings Road

rozando el cenicero de cristal montado en una pata de elefante

que se trajo de Kenia hace diez años.


Los aros de humo denso, definidos,

viajan y se deshacen en los lomos

de los libros,

de las gacelas.

Si no estuvieran muertos

¿qué dirían?

el tigre,

el borrego cimarrón,

los zorritos baratos escoceses.

Un trago de scotch whisky

a su salud.

El mundo no ha cambiado, ahora

es él en su refugio

espiado por los ojos de canicas oscuras

de pelajes en polvo y cuernos secos.

Un corazón que late entre los muertos.

Un murmullo de patas

moliendo el musgo húmedo del bosque,

le es insoportable.

Un aliento que entibia la helada soledad que hay en las ramas,

le es insoportable.

Y ahora es un espectro, una pregunta inmóvil,

una promesa rota, una pulsión quebrada

que le lame la frente desde el muro.

Acércate,

oye su nada

rozándote.



Carla Faesler

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